Cuando estaba embarazada de mis mellizos, la ginecóloga me puso, por propia petición mía, una dieta de 2.000 calorías. Esta incluía la friolera de 11 huevos a la semana. Yo reduje la ingesta a unos 7, y cuando el menú indicaba tortilla de dos huevos, yo ponía sólo uno. Le pregunté a la médico si 11 huevos no serían demasiado y me respondió que no. Yo no iba a tomar rebozados, bollería, mayonesa o algún otro producto con huevos. Además, los huevos contienen proteínas de alta calidad biológica. Esto significa que:
1.- Son fácilmente digeribles.
2.- Contiene un número elevado de aminoácidos esenciales.
Así que desde entonces, soy una aficionada a los huevos en todas sus versiones. Aunque reconozco que como más me gustan son pochados.
Por eso, decidí incluirlos también en mi desayuno, en mi huida desesperada de las galletas o productos de bollería. Además de ricos, son bastante saciantes y combinan fenomenal tanto con dulce como con salado.
Mi desayuno este día fueron unas tostas de huevos revueltos con eneldo, plátano y arándanos. Exquisito y energético.
No hay comentarios:
Publicar un comentario